sábado, 5 de noviembre de 2011

TENGAMOS FE, PODEMOS CAMBIAR NUESTRAS VIDAS SOLO CUANDO CAMBIEMOS NUESTRA FORMA DE PENSAR

Cuando en nuestros corazones habitan la confianza y la esperanza, decimos que tenemos fe. La actitud contraria a la fe seria, entonces, la desesperación, entendida como la angustia y el temor de que nuestras más profundas debilidades se hagan presentes en nuestra cotidianidad.
 La fe, como fuerza positiva, nos impulsa, nos da ímpetu y aliento para continuar. La fe, como fuerza negativa  nos amilana y encierra en medio de temores y desilusión la ausencia de fe no existe cono tal. Perder el ánimo o la ilusión en cualquier persona, es como  perder la vida misma porque vivir desanimado, sin ilusiones ni fe, es vivir sin ánima , es decir, sin alma.
 "La falta de coherencia entre la fe que se profesa y la vida cotidiana , es una de las varias causas que generan pobreza en nuestros países, porque los cristianos no han podido encontrar, en la fe y la confianza, la fuerza necesaria para penetrar en los criterios y decisiones de los sectores responsables del liderazgo ideológico y la organización de la convivencia social, económica y política de los individuos y los pueblos".
 En todas las situaciones de la vida cotidiana, la fe es la puerta de esperanza del ser humano, esperanza que lo convierte en un ser positivo, lleno de regocijo y confianza en sí mismo para poder alcanzar las metas que se proponga , y así ser un líder capaz de orientar a quienes hayan perdido la esperanza de salir adelante.
Saber esperar es una virtud, y lo es de manera especial en una sociedad y en un momento histórico en que parecen cerrarse todas las puertas de acceso a nuevas posibilidades. La virtud de la fe responde a la necesidad de proyectar y  conquistar el futuro , tanto individual como colectivo.
 Las personas que tienen confianza en Dios y en si misma generan cambios , con mentes positivas y grandes de liderazgo. Personas así son indispensables en el mundo , por que gracias a ellas alcanzamos el bienestar comunitario.
  
 

recomendaciones

  
Recordemos que  a pesar de las dificultades, siempre hay una luz al final del camino, perdernos en medio de los avatares de la vida sin  ilusión  puede llenarnos de temor y sumirnos en el sin sentido.
Cultivar la fe trae a nuestra vida actitudes positivas y virtudes como la confianza , el respeto, la libertad, la dignidad , la justicia y el liderazgo, las cuales pueden influir en el crecimiento personal ,familiar y comunitario.
Cuando tenemos fe, somos capaces de proyectarnos de una mejor manera hacia el futuro, generando una mayor y positiva autoestima, la cual nos hace personas alegres optimistas, y transcendentes.
Las personas que tienen fe la expresan a través de sus actos, demuestran confianza en sí mismas, poseen una identidad clara como seres únicos e irrepetibles, y logran mantener viva la esperanza frente a las dificultades.



            

Mercedes Guerrero Algeciras

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